EN QUÉ SE EQUIVOCA MARIE KONDO.


En qué se equivoca Marie Kondo

La gurú japonesa del orden propone vaciar el bolso cada día, doblar la ropa en vertical y tirar lo que no aporta felicidad
Mey Zamora
Por MEY ZAMORA el 21/04/2016

Marie Kondo iniciando a una neófita en el arte de doblar la ropa. Foto: Getty
El libro La magia del orden, de la autora japonesa Marie Kondo, publicado en España por Aguilar, es desde hace meses un superventas. Traducido a más de treinta idiomas, lleva vendidos cinco millones de ejemplares. Una cifra de vértigo para un libro de no ficción. En nuestro país encabeza las listas de más vendidos. En sus páginas, la autora nos explica cuál es su propuesta para tener la casa en orden y, consiguientemente, vivir en armonía y con confianza en uno mismo.
El método KonMari no deja indiferente. Es claro, aparentemente simple, drástico y profundamente oriental de concepción, es decir, hay una espiritualidad muy zen que lo impregna todo. El auge de la meditación y de las técnicas de relajación orientales facilita la inmersión en este libro sin aspavientos. La autora cree que los objetos -léase bolso, zapato o móvil- tienen una especie de alma; que debemos hablarles, darles las gracias por los servicios prestados y despedirnos con solemnidad cuando decidimos prescindir de ellos.
Se trata de deshacernos de todas aquellas cosas que no nos proporcionan felicidad. La técnica para ordenar contempla categorías de objetos (ropa, libros, productos de belleza…) y no espacios (baño, cocina…). La empresa de poner orden en una casa requiere determinación y energía. Es aconsejable empezar por la mañana e ir de lo más fácil a lo más difícil: ropa, libros, papeles, cosas que guardamos porque sí y, finalmente, recuerdos u objetos con valor sentimental. La consigna es desechar.
Comparto con la autora esa tendencia innata para ordenar y limpiar que en japonés denominan katazuke. Ella se recuerda a los cinco años hojeando revistas femeninas, su inspiración para en un futuro crear espacios apacibles. Yo, de muy jovencita, disfrutaba de lo lindo ordenando mi armario y colaborando en cualquier tarea doméstica que implicara vaciar, tirar, limpiar y colocar. Lo que mis hijos han considerado siempre una frikada es hoy gracias a la nipona una cualidad que puedo poner en valor. Compartimos la idea de que ordenar tu casa es ordenar tu vida.
Mi experiencia –y en eso le llevo veinte años de ventaja a Kondo- es que hay personas con una tendencia natural al orden y, por el contrario, otras la tienen al caos. También he comprobado que en las casas se suelen equilibrar esas fuerzas entre los integrantes de una familia. Y que por lo tanto las palabras diálogo y consenso son obligadas para la convivencia pacífica. Marie Kondo, de 30 años, ha sido madre recientemente. Eso sin duda afectará a su método y lo hará más flexible. Cuando uno vive solo se rige por sus pautas sin interferencias. En los hogares se impone hablar no con los objetos sino con las personas para establecer unas pocas pautas que faciliten la vida cotidiana.
Lo que no funciona del método
Hay algunos aspectos del método KonMari que no comparto. En primer lugar, su forma de doblar la ropa en vertical para poder colocarla en cajas y que ocupen poco espacio me parece útil para prendas pequeñas como calcetines, ropa interior o pañuelos pero poco práctica para otras como las camisetas. Éstas acaban hechas un churro de tanto plegarlas por mucho mimo que le pongas a tal empresa.
Los hogares japoneses suelen ser de dimensiones muy reducidas lo que lleva a ingeniárselas para economizar espacio. Kondo ve anticuado “hacer cambio de armarios” y una desconsideración hacia la ropa que empaquetamos y olvidamos en el altillo. Aunque reconozco que el cambio de ropa de temporada implica unas horas de dedicación, creo que compensa. Es un momento ideal para reordenar y poner al día nuestro vestuario y “esponjar” nuestro armario. Me espanta mezclar ropa de invierno y de verano. Por el contrario, me gusta la renovación y recuperación de ropa que implica el cambio. Da nueva vida a la casa.

via GIPHTampoco me parece afortunado el consejo de vaciar cada día el contenido del bolso y de colocar cada una de las cosas que llevamos en un espacio destinado para tal uso en nuestro armario. No es habitual cambiar de bolso cada día. Por eso, creo que es mejor no tocar nada. El riesgo de salir de casa al día siguiente y percatarte de que te has dejado, por ejemplo, las llaves dentro del armario es una mala jugada. Soy partidaria de hacer trasvase de cosas de un bolso a otro cuando decidimos cambiarlo Marie Kondo considera que las etiquetas de los productos cargan con sus letras el ambiente de “ruido” y que es mejor quitarlas. Considero una buena opción para poner, por ejemplo, el jabón de manos o el lavavajillas, recipientes y dispensadores que son estéticamente más bonitos, pero la mayoría de productos de nuestra despensa o del armario de limpieza serían un riesgo y un peligro sin etiqueta.
A mí, que disfruto cocinando, me parece muy útil tener una cesta de aceites y especias cerca de la zona de cocción. Para Kondo esto no funciona porque están expuestos a salpicaduras. Sí, lo están, pero se pueden colocar a una distancia prudente que facilite su uso. Me parece tremendamente incómodo abrir armarios y botes cada dos por tres. Y creo que el riesgo de dejar restos y migas crece, mientras que si tienes los productos a la vista los ordenas y repasas para que queden en buen estado.
Limpieza y orden son dos premisas indispensables para el buen funcionamiento de una casa. Siempre he creído que invertir tiempo en las tareas domésticas es hacerlo en calidad de vida. Me alegra el triunfo de Marie Kondo porque habla de temas domésticos sin tapujos. Creo que su citado orientalismo es un buen envoltorio. Quizá sin él sus palabras serían consideradas una vulgaridad trivial. Hasta el momento hablar de orden y limpieza no era trendy.
Ya adolescente, empezó a idear su método de organización que en la actualidad es un negocio. Kondo ha creado una escuela en Tokio que ayuda a empresas y a particulares a poner en orden sus espacios para vivir mejor y en paz. Hay que reconocer que el manido mensaje de “limpia y ordena” dirigido a cualquier miembro de la familia no tiene gancho. Marie Kondo, cuando llega a una casa que hay que ordenar, se arrodilla y, en silencio, se presenta, reza y le hace una reverencia. Y así parece otra cosa.

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